Me sentía lejos de la Tierra, en otro planeta, alejada de la gente a la que había llamado humanidad, cuando el universo no tiene nada que ver con eso, que somos todos una gran familia, y que nos tenemos que proteger de las garras del universo, por que él es el que manda, y sus normas se convierten en leyes.
'La humanidad' no tiene ninguna clase de poder sobre la vida, podemos alargarla, acortarla, pero jamás detenerla. No somos quienes de controlar el tiempo, y no somos quienes de hacer lo que queramos. No podemos decidir cuando queremos protagonizar el momento, porque el universo está hecho de casualidades.
Eso es lo que le conté a aquel chico, y con lo que estuvo de acuerdo, él también lo sabía, y gracias a lo que soñé, o soñamos, nos dimos cuenta de ello.
Nos abrazamos fuerte, y dijimos adiós, adiós a aquellos sueños, adiós a nosotros, adiós al universo, adiós a los problemas, sonaron varias campanas, no llevaba la cuenta, solo podía reír, lo había logrado, había descrito lo que soñé, que más podía pedir?
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