Yo adoraba los puntos.
Me gustaba poder contar
cuantos finales había escrito,
cuantas veces había conseguido terminar
aquella historia,
o la otra que
tanto me había costado decidirme
donde acabarla.
Me di cuenta,
de que solo había tres puntos finales.
Uno, cuando decidí
dejar de soñar contigo
todas las noches,
y centrarme en que tenia un examen.
Otro,
para cuando nos besamos por primera vez,
que tampoco había sido nada del otro mundo,
pero aun así, fue especial.
Y el último,
para aquella mañana
de primavera,
en la que había enlazado
todos los lunares de tu espalda,
y había formado nuestra propia constelación,
debajo de la cual,
podríamos celebrar que nos queríamos.
Pero eso jamas ocurriría.
No solo por el hecho de que
esa constelación no existe,
sino porque te fuiste,
y me dejaste tan sola,
tan rota,
que rasgue todos los hilos
con los que había unido cada estrella.
Esa constelación ni existe,
nunca lo hizo.
Porque nuestra historia de amor,
siempre fue un punto y final.
Explícame por qué tienes esa magia en cada verso.
ResponderEliminar"
Esa constelación ni existe,
nunca lo hizo.
Porque nuestra historia de amor,
siempre fue un punto y final."
Me he enamorada cada punto y final, como bien dices, aunque a veces duelan.
Te leo y me encanta por ello no dejes de escribir cielo.
Espero volver muy pronto y encontrarme con otra poesía tuya.
Muchas gracias por tu comentario, y me alegro mucho de que te sientas identificada.
EliminarRecuerda que cada mes subo un poema.
Y si no, siempre puedes ir a mi blog de poemas:
https://starsyouwanna.blogspot.com.es/
Besos!!